Segovia ha hecho que abra mi mente hacia nuevos campos
culturales, sobre todo dentro del ámbito de las artes plásticas.
Ha sido un año lleno de nuevas experiencias visuales.
Cuando llegué recibí el impacto de la
imagen imponente del acueducto, pero luego paseando por la ciudad, fui
encontrando mensajes ocultos en sus calles. Quizás la tranquilidad de éstas, hizo que observara las cosas más despacio y con más detalle.
Las pequeñas frases o dibujos que se escondían en los
lugares más recónditos, tras una papelera o a lo largo de una tubería.
Un día encontré un dibujo que representaba un hombre,
rayado sobre un cristal. Me impactó el realismo de la obra y la precisión de
los detalles. Al llegar a la residencia, quise averiguar el origen de esta
curiosa obra.
Obra de Borondo, junto a la Calle Real en Segovia
Buscando en internet topé con el nombre del artista,
Gonzalo Borondo. Es un chico segoviano nacido en 1986. Borondo, a secas, es su
firma. Lleva algunos años realizando
verdaderos cuadros usando cristaleras, escaparates, postes telefónicos,
buzones... como lienzo y las ciudades como museo. Aprovecha paredes
desconchadas o cabinas de teléfono que ya no se utilizan. Parece querer darnos
un toque de atención para que nos fijemos en
el deterioro de las calles.
"Interactúo con ellos respetándolos y admirándolos por lo que son: historia", dice el artista. Borondo protesta contra el afán de tirar y construir sin necesidad, contra los edificios anodinos que acaban con el carácter propio de una ciudad y la hacen parecerse a cualquier otra.
Aquí os dejo el enlace a su blog
Poco a poco empecé a interesarme por su obra y la de otros
que le precedieron.
Así fue como conocí a artistas de fama mundial como Obey
o Banksy.
Obey es una figura muy importante dentro del diseño gráfico y la publicidad.
Uno de sus diseños se utilizó en la campaña presidencial de Obama.
Banksy ha pasado
de decorar las calles de Londres con terribles críticas sociales y políticas, a
estar en museos.
Me sorprendió descubrir la dimensión que ha alcanzado el
arte urbano, que incluso muchas de las obras de estos artistas están expuestas
en museos y de los cuales, hasta que no llegué a Segovia, no sabía ni que existían o bien no les daba importancia.
Fue como si empezase a ver las cosas de otra manera, con
otros ojos.
Así, poco a poco, me embarqué en una búsqueda, por las
distintas ciudades que he ido visitando a lo largo de este año, de nuevos
artístas y distintas expresiones del arte urbano.
En Barcelona encontré a C215 y sus magníficos retratos
realizados a golpe de spray.
También pude ver algunas obras de Alice, una artista
italiana que dejó a su paso la huella en la ciudad.
En Madrid me sorprendió ver en lo alto de un edificio una
pequeña nave espacial hecha con teselitas.
De nuevo en Segovia, al pasear por las calles y ver el
legado que nos dejaron los romanos, no puedo evitar pensar en que mueve al ser
humano a dejar su huella allí por donde pasa.
Es posible que este imponente acueducto no tuviera solo una función práctica, sino que también fuera una huella, un desafío a no poder ser imitado.
Es posible que este imponente acueducto no tuviera solo una función práctica, sino que también fuera una huella, un desafío a no poder ser imitado.
Tal vez, dentro de muchos años, alguien quiera conservar
esos pequeños mensajes que se esconden en los rincones de las ciudades, que en un determinado momento alguien consideró
que deberían estar allí y que a lo mejor, llegarán a marcar una nueva etapa
dentro de la historia del arte.
Muchos pueden pensar que sólo es gamberrismo. Yo he
aprendido a apreciarlo de una manera diferente.
BorondoBanksy
Obey
¿Qué ha significado para mí este trabajo?
Me ha enseñado a ver de otra manera, he aprendido a mirar
con otros ojos y he disfrutado de cosas
que antes me parecían insignificantes o que no tenían valor.
Nunca volveré a pasear por una ciudad sin fijarme en esa
esquina escondida ni en ese muro medio derruido lleno de “pintadas”.
En definitiva, Segovia ha marcado un antes y un después
dentro de mi apreciación y concepto del arte.
Pasos del montaje artístico.
Para
ilustrar lo que he dicho y hacerlo de una forma gráfica, he hecho un montaje
con fotografías de Segovia, Barcelona y alguna imagen conseguida a través de
internet. También he incorporado pequeños cortes de vídeo.
He prescindido al final de las numerosas fotos que le
había hecho al acueducto y he optado por otro tipo de imágenes.
La verdad es
que llevo mucho tiempo dando vueltas a este trabajo y he hecho muchas pruebas
fallidas.
Al principio
incorporé el arte romano con el arte callejero, pero el resultado no me
resultaba estético.
Luego
realicé un montaje sólo fotográfico, muy rápido, pero era demasiado breve, así
que opté por introducir vídeo y repetir las imágenes mediante un “rebobinado”.
En cuanto a
la edición, primero comencé con el editor
Movie Maker, pero el resultado era muy pobre.
Al final he
conseguido montarlo con adobe premiere. Es un programa de edición, que aunque me dicen que es básico, me ha costado bastante y eso que me han tenido
que echar una mano (o unas cuantas).
Por fin el
resultado creo que ha sido bastante bueno,
por lo menos refleja bastante mi idea inicial en cuanto a estética.
La música es
la canción “electric worm”, de Beastie Boys. En un principio pensé en ellos porque en sus letras hablan de la calle y de
sus experiencias, aunque al final me pareció que encajaba más una canción simplemente instrumental.
Los efectos
de sonido ( el rebobinado y el pitido) los he sacado del “banco de sonidos” del
Ministerio de Educación, que ofrece efectos gratuitos para poder descargarlos
en MP3. El video lo he exportado en .avi.
La verdad
que he aprendido un montón realizando este trabajo y aunque he tenido que
romperme la cabeza durante muchas horas y hacer y deshacer, tengo que agradecer
toda la paciencia que han tenido conmigo toda la gente a la que he tenido que
preguntar.
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